"Algunas historias de amor y de mala suerte, nacieron para ir de la
mano".
Después de varias platicas, salidas y cafés, habíamos llegado al punto decisivo de saber a dónde podríamos llegar con esta nueva aventura juntos, la luz de la luna era el cómplice perfecto para entrelazarnos en un evento único e inimaginado.
Todo iba viento en popa, en realidad no somos tan distintos como creíamos, aquella noche sentados viendo el reflejo de la luna sobre el pequeño lago, el viento soplando y nosotros abrazados como enamorados.
Días después todo había cambiado, nuestro acuerdo tu no habías respetado y otro corazón habías encontrado, como siempre en todas esas batallas que anteriormente había peleado, el resultado era que de nuevo estaba abandonado, solicite entrar en un mutuo acuerdo de distanciamiento, al cual aceptaste sin remedio y los dos lo llevaríamos acabo.
Notaste mi distanciamiento inmediato, el cual era justificado para buscar una sanación mental y emocional, pensabas que eras una más de la lista, al notar que no te buscaba, ni te sonreía. Mal interpretaste mensajes y conversaciones. Más sin embargo seguías al pendiente de mí a cada rato. Dentro de nuestro mutuo acuerdo, me mantenía alejado de todo lo que fuera relacionado a ti y tu futuro inmediato.
Extrañamente sin razón te aferraste a destruir esta relación, violando los términos y condiciones ya establecidos previamente. Solicite una explicación, que como siempre nunca llego. Decías que pensabas que yo era diferente y yo nunca te he engañado en ese aspecto, aunque tú desde un principio lo habías dudado.
Al final de cuentas todo había terminado, era como un final antes visto, pero que yo quería reinventarlo, pero había fallado desde un comienzo anticipado.
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