Una de las comadres de mi prima, cuenta
una historia que es bien sabida por todos en el centro del viejo
pueblo de Cuautitlán. Hace ya más de cincuenta años vivió en él una
hermosa señorita, de esas que parecen que la perfección le sopló en el rostro,
y quizás los deseos perversos de Dios diseñaron su fina figura.
Hermosa, preciosa, encantadora y atractiva
señorita, sin embargo, la belleza suele ser una maldición; para quienes no la
poseen pasan su vida añorando tenerla para ellos mismos, ya sea en una pareja
atractiva como símbolo de estatus o, hay otros que por otro lado sólo desean
ser agraciados físicamente.
Era típico que por lo sublime de su
forma levantará tanto revuelo en cualquier lugar, dicen que si no fuera por que
se volvió absolutamente loca, hubiera ido a grabar películas al lado de Pedro
Infante, pero era menor de edad cuando el problema comenzó.
A sus dieciséis años inició con pequeñas migrañas,
con el tiempo, eran terribles dolores de cabeza descritos por ella
como clavos que se le incrustaban. Todo lo anterior iba acompañado por sueños
repetidos de un hombre con cabeza de perro que le mordía el cuerpo y lastimaba
su pecho, al despertar decía que no dejaba de sentir el calor del fuego
quemándola desde las sienes hasta los tobillos…todo le olía a chile quemado.
Lo anterior provocó que la señorita fuera llevada a
uno de los primeros sanatorios mentales de la Ciudad de México, según muchos
“tenía toda la modernidad de los años cuarenta”… pero, no fue suficiente.
Jamás pudieron diagnosticar nada exacto sobre sus
trastornos y cuando la retenían, sólo notaban que sus gritos eran tan
insoportables que la encerraban por las noches para así hacer perder sus
sollozos con todos los de los demás extraviados mentales.
Los doctores en esa época no pudieron argumentar
más que se trataba de un caso muy extraño de esquizofrenia y era casi imposible
hacer algo en alguien de estado tan avanzado, a esto sumemos los pocos
estudios sobre la enfermedad. Sin embargo, algo llamaba la atención de los
médicos, describen que desde hace varios años desde que abrió la clínica en el
país eran llevadas ahí decenas de señoritas hermosas y sumisas, traídas de
distintos pueblos con los mismos síntomas.
Quizás se trataban de casos de abuso
sexual que jamás fueron notificados a las familias, de esta forma las damas los
representaban a través de sueños y dolores, para tratar de comunicarlos. Era
sólo una aterradora teoría. Como fuera, no tenían ni la más remota idea de lo
ocurrido.
Como en todos estos casos, la vida de las muchachas
terminaba en tragedia (regularmente después de ser llevadas ahí, sólo vivían
unos tres meses más y luego se secaban en un grito que las apagaba para
siempre), decidieron dejarla ir para pasar sus últimos meses de regreso
en un rancho del rústico Cuautitlán, al lado de su madre, entre
animales de granja y bellos paisajes regionales.
Pasaron quince días cuando la madre mandó a llamar
a todos para notificar en una carta lo siguiente:
“Familia desde hace tiempo ya saben que mi Clarita
enfermó gravemente de su cabeza, dicen los señores médicos; pero yo la tengo
aquí por que como saben no falta mucho para el velorio, pero que me
perdone Dios, quizás no soy médico, lo admito, pero es mi hija y ella no está
enferma. Les cuento que Clara llegó aquí muy mal y me trajeron mil frasquitos
con pastillas, que no le he dado (si se me va a morir como decían, no la quiero
intoxicada), pero sigo las instrucciones del señor enfermero que ya no ha
venido a vernos desde mi descubrimiento. Sepan ustedes Clara grita
tremendamente fuerte en las madrugadas, de verdad es un sonido espantoso, sé
que es mi hija, pero más que sentir dolor por ella, lloró de miedo pues
desconozco que pase con ella. Son tan horribles sus chillidos que los animales
del rancho no hacen sólo sus ruidos, lloran junto con ella, es una pesadilla con
la que decidí terminar.
Una noche de aquellas dónde solloza Clara, con los
animales alborotados, la temperatura bajísima, decidí abrir el cerrojo con
paciencia y cautela para no ser lastimada por alguno de los muebles que arroja
por ahí (así es ella se la pasa lanzando los muebles y rompiendo la ropa en todo
su cuarto). Supe que no se encuentra enferma pues ella flota por las madrugadas
en el centro de la pieza, mientras se retuerce entre gritos y llantos, estos no son sólo suyos, vi lo que por desgracia eran los espíritus de otras diez o
quince niñas más, escondidos debajo de su cama, detrás de la puerta,
tras los cristales de la ventana, en el ropero, todas gritando con ella, pobres
almas.
Así que llevé a su hermana con una bruja de aquí. Ella dijó que un Nahual se la quiere llevar, así que me pidió que la durmiera tres
semanas en cama de limones para arrebatarla de él. ¡Y funciona! afortunadamente
le sirve, pero los limones se secan con rapidez en una noche; he usado
sacos y kilos de estos, pero ya no me alcanza para más, así que pido envíen
dinero o más de estos cítricos a la brevedad; su hermana a mejorado mucho, lo mejor: ya
no grita. Espero respuesta, saben que los ama mamá.”
Lo último que supe de todo esto, fue que la hermana
que vivía en la Ciudad de México, envío dinero, pero también le escribió:
“Madre eso que me cuenta es grave, sé que por allá dónde tú y Clarita viven es
muy desolado y aún hay mucho de estos brujos... por eso te creo, pero te aclaró ¡ten
cuidado! pues la clínica se deslindo del caso desde que te la entregamos,
ningún enfermero te tiene que a ir a verla para llevarle pastillas, cuídense
mucho, las amo”.
Por: Felino Cósmico (Viridiana Santana)
mucho éxito en todo lo que hagas, te mando un abrazo lleno de todo mi cariño atte Vico
ReplyDeletelo tomare komo viaje astral .....en si x ke es un nivel en el cual tu subconciente....esta puro y abre esa dimension ke para muchos es desconocida.. o igual komo otra leyenda ..clasica mas.....
ReplyDeleteEs un chisme más que trascendió el tiempo, pero ya en serio me da gusto que los haya entretenido gracias por leerlo, me hace sentir muy bien.
ReplyDeleteIncreíblemente Espeluznante ... De lo mejor que he leído en mi vida... Una estrellita por este gran cuento ... Ya se lo quiero contar a mis nietos :D
ReplyDeleteRaul Duke